Cuando Nicolas Sarkozy comentó que la canciller alemana, Angela Merkel, también planeaba la repatriación de gitanos de su país, la líder se apresuró a desmentirlo. Ahora conocemos que Alemania acordó con Pristina en abril la repatriación de 8.500 refugiados kosovares de etnia gitana aunque hay importantes diferencias entre los casos francés y alemán.
El acuerdo, alcanzado entre los ministros de interior de Alemania y Kosovo el pasado mes de abril, cerró la repatriación de 13.000 refugiados kosovares, que retornarían a la nueva república. De ellos, 8.500 son gitanos. Dicho pacto, según recoge El País, entró en vigor el uno de septiembre, y su cumplimiento depende de las Oficinas de Extranjeros de cada Estado federado alemán.
La oposición socialdemócrata se ha esforzado por identificar ambos casos y comunicar a la opinión pública alemana y europea el programa gubernamental de repatriación al que Sarkozy se refirió en Bruselas y que fue desmentido tres veces en menos de 24 horas por el gobierno de Alemania.
Refugiados políticos
Mientras, el Gobierno de Berlín no acepta la comparación entre los gitanos kosovares, acogidos en Alemania como refugiados políticos durante la guerra y que ahora están siendo devueltos a su país de origen, y los gitanos que Sarkozy está expulsando en Francia.
Con esta medida se pretende "devolver" a su país a parte de las 23.000 personas que se refugiaron en Alemania durante la guerra en Kosovo, provincia serbia que ha logrado su reconocimiento como una nación independiente. Además, el ministro del Interior alemán Stefan Paris ha destacado que "Alemania no está planificando una expulsión masiva".
Los gitanos repatriados de Alemania no pertenecen a un país de la UE, por lo que no se trata de un problema estrictamente europeo ni sería aplicable el principio de libre circulación de personas de cara a una posible sanción comunitaria.
Problemas de la repatriación
Estos futuros repatriados tampoco son ciudadanos en una situación irregular, como ocurre en el caso francés, ni residen en asentamientos ilegales como ocurre en el caso de los campamentos franceses. En concreto, Alemania se compromete a devolver a un máximo de 2.500 refugiados al año.
La medida, en el caso alemán, responde a un acuerdo bilateral legal que regula la situación de personas cuya acogida estuvo regulada por el Estado. Sin embargo, esta regularidad en el proceso no implica que las consecuencias para los afectados sean menos dramáticas. Muchos de los futuros repatriados han crecido en Alemania, por lo que los planes de repatriación les llevarán a iniciar una nueva vida en un país que les es ajeno y cuyas condiciones distan mucho de las de su próspera residencia actual.
De El Economista, España (http://ecodiario.eleconomista.es)
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