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martes, 14 de septiembre de 2010

Informe Especial, “Agua que no has de beber”: Siete – La contradicción australiana


Australia no es un continente, pero lo parece. Sus dimensiones convierten a este país, largamente el más grande un continente como Oceanía, compuesto por complejos insulares, es el equivalente de los otros continentes.
Y esta suerte de “equivalencia” en las dimensiones, también tiene su réplica en otros dos aspectos: las enormes riquezas que aloja el subsuelo australiano, y la existencia de una reserva de agua, también subterránea, de proporciones enormes.
Australia, el país que es prácticamente un desierto en su superficie, y donde las sequías frecuentes, provocan los también frecuentes incendios forestales que año a año transmiten los noticieros, cuenta bajo su capa superficial con una reserva de agua cuyas proporciones ocupan la quinta parte de su tamaño.
Esta suerte de contradicción australiana parece incomprensible en un territorio con un clima adverso en superficie, y donde los recursos superficiales de aguas son escasos y están afectados en diferente grado, pero que encierra bajo tierra la segunda reserva de agua dulce más importante del planeta.
En su libro Las Guerras del Agua, Elsa Bruzzone, la especialista en geopolítica argentina, dedica pocas líneas a Australia, aunque no por eso deja de poner el acento en el hecho de que “la gran isla padece serios problemas con el agua”, porque, dice, “sus ríos son pobres e irregulares”.
Bruzzone menciona la existencia de ríos y lagos salobres en el sureste y suroeste del país, y destaca que parte de las aguas subterráneas están salinizándose también.
Mientras que, por otro lado, destaca las consecuencias negativas del uso de agua para abastecer a los cultivos del país.
Sumado a eso, Bruzzone remarca que “el intento de desviar el curso de algunos ríos hacia el sur del país terminó provocando un desastre ecológico de carácter irreversible”.
La conclusión a la que llega es que el escenario actual australiano, de escasez de aguas para consumo, está llevando al país a trabajar sobre la desalinización de agua del mar, en una medida que equivale al 1 por ciento del total de agua desalinizada del planeta.
La especialista argentina no hace referencia al reservorio subterráneo de agua de Australia: la Gran Cuenca Artesiana Australiana.
Según lo define el portal Wikipedia, “una cuenca artesiana una cuenca hídrica subterránea que recibe aportes hídricos desde niveles muy superiores y generalmente a bastante distancia de las surgientes”.
Además, detalla que “las cuencas artesianas suelen compartir aspectos con los acuíferos: son en su mayor parte subterráneas, suelen portar agua dulce, requieren de zonas de carga hídrica. Las cuencas artesianas geológicamente, a diferencia de un acuífero, no requieren siempre de un estrato subterráneo que funcione como gran cisterna”.
“De las varias cuencas artesianas que existen en el planeta, la más extensa conocida es la Gran Cuenca Artesiana del sudoeste de Australia”, dice Wikipedia. Y plantea que “esta gran cuenca abarca cientos de miles de kilómetros cuadrados, recibiendo sus principales caudales desde los "Alpes Australianos" (o "Gran Cadena Divisoria")”.
El portal argentino “Aguas del Mundo” ubica las reservas de la Gran Cuenca Artesiana de Australia en el tercer lugar en el mundo, y antecediendo al Acuífero Guaraní, de América del Sur.
Según el portal, la Gran Cuenca Artesiana en Australia tiene 1.750.000 Km3 de agua, frente a los 1.200.000 Km3 del Acuífero Guaraní que comparten Uruguay, Brasil, Argentina y Paraguay.

La base está
Como lo decía un director técnico de fútbol argentino: “la base está”. Y esto, para el caso de Australia. Una nota de la agencia de noticias Reuters, recogida y publicada por el Centro Virtual de Información del Agua, de México, señalaba en enero último que “Una antigua cuenca de agua subterránea del tamaño de Libia contiene la clave para que Australia evite una crisis por escasez del recurso, mientras el cambio climático se hace sentir en esa nación golpeada por la sequía”.
Se refería, claro está, a la “Gran Cuenca Artesiana de Australia”, de la que decía: “es una de las mayores de agua subterránea en el mundo, cubre 1,7 millones de kilómetros cuadrados y se encuentra debajo de un quinto del país”.
Y abundaba: “la cuenca contiene 65 millones de gigalitros de agua, aproximadamente 820 veces la cantidad de la superficie de Australia y suficiente para cubrir con medio metro de líquido la masa terrestre, según dice el Comité Coordinador de la Gran Cuenta Artesiana”.
La nota de Reuters cita a John Hillier, un hidrólogo había completado recientemente el Estudio de Recursos de la Gran Cuenca Artesiana, y que se animaba a asegurar que “Si quisiéramos usarla toda (el agua acumulada), allí probablemente haya suficiente agua para satisfacer las necesidades de agua de Australia durante 1.500 años”.
Esa es una muestra más de que el agua está y lejos está, además, de ser escasa. El problema, quizá. Sólo quizá, pueda ser su desigual distribución a lo largo y a lo ancho del globo.
Sin embargo, el reciente descubrimiento de un acuífero aún más grande que el Guaraní en América del Sur (y del que nos ocuparemos en el capítulo dedicado a este continente) parece indicar que no está dicha la última palabra en cuanto a reservas subterráneas de agua potable.
Si el agua está, y en proporciones como la de Australia, o incluso la de América del Sur, que permiten su utilización por varios centenares de años, no es irracional imaginar que en ese lapso de tiempo podrán surgir avances tecnológicos capaces de resolver algunos de los actuales problemas de descontaminación o desalinización de aguas.
De ser ése el escenario, entonces, perdería sustento el discurso en torno a los conflictos que la falta de agua planetaria generaría en el futuro inmediato. Esto viene a sumar elementos a la hipótesis de la que partió este informe: detrás del discurso de la falta de agua y sus conflictos, se esconden los intereses de otras avanzadas en pos de recursos naturales y las ganancias que éstos generan.
En el próximo informe, se verá cómo es que África es un continente que, bajo las postales desérticas del Sahara, o en regiones que son el nuevo escenario de películas norteamericanas, se ubican enormes reservas subterráneas de agua potable.


Fuentes:
“Las Guerras del Agua”, de Elsa Bruzzone. Editorial Capital Intelectual.
Wikipedia
Portal “Aguas del Mundo”, Argentina (www.aguasdelmundo.org.ar)
Centro Virtual de Información del Agua, México (www.agua.org.mx)
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