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martes, 28 de septiembre de 2010

Informe Especial, “Agua que no has de beber”: Nueve – África, tierra de promisión


África, lejos está de ser el “continente olvidado”, que siempre se busca mostrar. También está lejos de ser un continente pobre, como lo planteábamos algunos informes más atrás, cuando repasábamos los recursos naturales existentes, y el interés de las grandes multinancionales, y los países más poderosos sobre ellos.
Con el agua ocurre otro tanto, y por eso, tampoco en este aspecto África es un continente olvidado. En él operan con claramente direccionadas intenciones varios gobiernos, y una importante cantidad de organismos. Y, dado que como se viene planteando en este informe, el agua no sólo interesa por sí misma, sino por las riquezas que muchas veces contiene, entre esos organismos, por ejemplo, están el Banco Mundial o la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica).
En su libro Las Guerras del Agua repasa Elsa Bruzzone: “el continente africano posee veinticuatro grandes cuencas hidrográficas, ochenta ríos internacionales y cuencas de lagos y más de treinta y ocho grandes acuíferos transfronterizos prácticamente desconocidos o inexplorados”.
Como se verá en el próximo capítulo de este informe, lo de “desconocidos o inexplorados”, puede mirarse de manera relativa. Es posible que los datos no sean públicos, y hasta es posible que los propios países atravesados por los acuíferos subterráneos los desconozcan. Pero… ¿hay un desconocimiento total real?
Podría desmentirlo, entre otros elementos, el uso que hace de la tecnología de la “Iniciativa Tigre” la Agencia Espacial Europea”, con la cual monitorea con sistemas espaciales, justamente, la riqueza africana.
Sin embargo, mientras este es el escenario que se sabe que existe en África, en cuanto a sus riquezas en recursos naturales y en reservas de agua dulce, sobre el suelo africano se exhiben las mayores desigualdades e injusticias del globo. Las mortandades y hambrunas feroces y endémicas, las epidemias de enfermedades, muchas de ellas causadas por los deficientes acceso al agua potable.
Se ponen y sacan gobiernos, se corren fronteras, se desplaza a pueblos enteros, se dibujan guerras y se vende armamento en lugar de alternativas para el desarrollo y la explotación de sus riquezas en beneficio propio.

Espejismos en el desierto
Como tantas otras cosas que son espejismos en el continente africano, la aridez del desierto de Sahara no es diferente. No sólo porque en su condición actual podría ser una fuerte enorme de energía, a través de la recolección de energía solar. También por sus reservas subterráneas de agua. El dato no es nuevo.
En 1957, menciona Bruzzone en su libro, Edwin Muller escribía en la revista “Selecciones, del Reader’s Digest”, que “en el Sahara existen dos grandes depósitos subterráneos”.
La riqueza africana está dada por el Acuífero de Nubia, que comparten Egipto, Chad, Libia y Sudán, y que está conformado por dos reservorios con una superficie estimada de 626.200 kilómetros cúbicos. Antes del descubrimiento de un nuevo acuífero bajo la Amazonia que cambió la escala, el de Nubia era considerado el segundo acuífero más grande del mundo.
También en el norte del continente, bajo el desierto, está el Acuífero del Noreste del Sahara, en los subsuelos de Libia, Túnez y Argelia.



Así se ve, según la UNESCO, el norte de África según las proporciones de sus acuíferos subterráneos.


En la Cuenca del Chad hay otro acuífero sobre el que no se conocen datos, al menos no de manera oficial. Y el Acuífero de Lullemeden, bajo los territorios de Mali, Níger y Nigeria, son otros dos reservorios de proporciones, aunque menores.
Por debajo del río Nilo, corre otro río subterráneo, en capas que van de los 90 a los 270 metros de profundidad. Con 900 kilómetros de largo y 10 kilómetros de ancho, el “Nilo subterráneo” tiene muchísima más capacidad que su gemelo de la superficie.
En el norte de África se dan varios escenarios políticos de la mano de los mapas de las reservas de agua subterránea que, además, se conocen desde hace décadas. Por un lado, en Egipto, Estados Unidos mantienen un control silencioso, pero permanente, a través de su Comando Central.
En el norte del país existen gobiernos “hostiles”, como el de Libia, y bajo el cual están parte de los dos grandes acuíferos del desierto, y otros de dudosa, o variable clasificación.
Aún así, los dos acuíferos del Sahara ya están en explotación por parte de los países africanos bajo los que se ubican, pero se han convertido, también, en objeto de estudio por parte del programa de Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD), el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, la UNESCO y la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Estudios realizados por Libia, que comenzó a evaluar sus acuíferos en 1970, demuestran que uno de los reservorios bajo el desierto, denominado Kufra, contiene agua altísimamente mineralizada. Esto explica la intervención de la OIEA aquí, como en otros lugares del globo donde interviene en el estudio de las aguas subterráneas.

Nosotros, que los que los queremos tanto
Bruzzone señala en “Las Guerras del Agua” que el cambio climático está causando estragos en África, mucho más y más rápidamente que en otros lugares del globo, aunque, paradójicamente, este continente sea el que menos contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero.
La ironía no termina ahí, y la profesora argentina de historia y especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional asegura que “los organismos financieros y económicos internacionales, con el Banco Mundial a la cabeza, la Unión Europea, el G-8, Canadá, Estados Unidos, Japón y la Asociación Mundial del Agua están implicados en todos los proyectos relativos a la exploración y explotación de los recursos” hídricos subterráneos.
Y sigue: “En los últimos años, el Banco Mundial incrementó sus “préstamos” en África, principalmente para la reforma de los servicios, la descentralización, y las reformas legales y jurídicas”, todos pasos necesarios para abrir la puerta a negocios privados en torno al agua.
En paralelo, y como ya habíamos señalado en entregas anteriores, se dispuso la creación del AFRICOM, el Comando Estadounidense para África, que con sede en Alemania, comenzó a funcionar a fines de 2008.
“Abarca toda África, con excepción de Egipto que es parte del Comando Central de Estados Unidos, e incluye también a las islas ubicadas en el Océano Atlántico, y en el Océano Índico”, dice Bruzone.
Y explica que “la misión del nuevo Comando consiste en la promoción de los objetivos de seguridad de Estados Unidos”, para añadir más adelante que “las tareas del Africom incluyen, entre otras, apoyar a las agencias gubernamentales estadounidenses que actúan en la región, cooperación en seguridad regional, lucha conjunta contra el terrorismo, y de ser necesario, llevar a cabo operaciones militares”.


Fuentes:
“Las Guerras del Agua”, de Elsa Bruzzone. Editorial Capital Intelectual.
EcoPortal (
www.ecoportal.net)
Revista Buceo Virtual (http://www.buceo-virtual.com/)
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