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jueves, 20 de octubre de 2011

El Kadafi que no miramos


Las pantallas de las cadenas de televisión desmemoriadas se encargan de mostrar fotos donde Muamar Kadafi aparece abrazando a líderes como que forman parte del “Eje del Mal” delineado por Estados Unidos, como el venezolano Hugo Chávez, por ejemplo.

Y omiten las fotos donde Kadafi y Obama, que ahora dice que “la guerra en Libia llegó a su fin”, o que “Libia es un país libre”, “empieza el camino hacia un período de democracia”, se estrechan la mano.

Olvidan también que George W. Bush y Kadafi se hicieron aliados en la lucha contra el terrorismo lanzada desde la Casa Blanca, tras los ataques (¿ataques?) de 2001 a las Torres Gemelas.

O que el propio Obama invitó, en 2008, a Kadafi a la cumbre del G-8. O sea, no a visitar las playas de la costa oeste, sino a participar de la reunión del grupo de los ocho países más poderosos del planeta.

¿Qué pasó en tres años?

En primer lugar, la necesidad de la multinacionales petroleras de expandir su presencia. No pudieron justificar una invasión a Irán (todavía), aunque preparan el terreno ansiosamente. Y no se animaron con Siria, porque los resultados podrían ser no tan favorables.

Eligieron Libia. Uno de los países con mayores reservas petroleras de África, aunque no él único. Un país que formaba parte de la lista naciones en “Eje del Mal”, que coinciden casi siempre con las más importantes reservas de gas, petróleo, agua, y otros recursos naturales valiosos.

A lo largo de este blog pueden encontrarse una larga lista de referencias.

¿Qué cambió en tres años?

Obama, un gran aliado y amigo de Kadafi, y con lazos profundos entre ambos, tuvo que ceder a las presiones de las multinacionales, que ya no sólo son norteamericanas, sino también inglesas y francesas, y que necesitan desesperadamente ser capaces de regular los precios del crudo a nivel internacional, por decisión propia, y no dejando en mano de los países árabes reconocidamente petroleros, o la Venezuela de Hugo Chávez, esa situación.

“Obama insiste en que Muamar el Gadafi debe marcharse”, decía la agencia EFE, en marzo de este 2011.



La historia de un dictador

De sangre bereber e hijo de un pastor de camellos, Muamar Gadafi asimiló desde su infancia el sentimiento anticolonialista inculcado por su abuelo y por su padre. Nacido hace 69 años en un campamento beduino levantado en pleno desierto, nadie podía imaginar que aquel niño al que despreciaban sus compañeros de clase alcanzaría precisamente el poder absoluto en Libia sin más armas que el carisma mostrado a sus compañeros de fila que, junto a él, participaron en el derrocamiento del rey Idris en 1969. Desde entonces, el coronel ocultó su ensangrentado puño de hierro en la extravagancia, la astucia, su falta de límites y una extraordinaria capacidad de adaptación a fin de sobrevivir a las presiones mundiales.

Escondido bajo coloridos atuendos, acompañado por su ejército de amazonas vírgenes, camellos y obsesionado por acampar en su jaima allá donde fuera, el tirano ha llevado una vida de excesos en la que ha sido capaz de protagonizar como nadie el papel de 'show-man'. Convencido de que su espectáculo no debía dejar a nadie indiferente y movido por unas incontenibles ansias de superarse en cada puesta en escena, el gobernante que durante más tiempo ha permanecido al frente de un país árabe llegó a acudir a actos públicos maquillado como una mujer y con zapatos de tacón e incluso no mostró reparos, en cierta ocasión, en ponerse a orinar en plena sesión de la Liga Árabe para mostrar su desacuerdo.

Las excentricidades del dictador han convivido del mismo modo con el terror al que ha sumido a seis millones de libios durante 42 años. Sin dar muestra alguna de debilidad, el coronel ha ahogado en la represión cualquier actividad opositora, al tiempo que ha mantenido hasta ahora un férreo control de los medios de comunicación. A cambio de mantenerse en el poder, el coronel trazó desde sus inicios una intensa campaña de propaganda en la que se ha definido a sí mismo como un intelectual, héroe nacional y líder espiritual de la nación. Pero la mecha de la revolución ha terminado por incendiarle sus propias manos.

A su llegada al poder, el joven Gadafi se propuso dar vida a una ideología única, a medio camino entre el capitalismo y el comunismo y combinado con aspectos del Islam. Su ideario político fue recogido en el conocido como Libro Verde, publicado en 1970, en cuyas páginas trazó un sistema alternativo que definió como «la democracia perfecta». Siete años más tarde, esa filosofía política se concretó en lo que llamó 'Jamahiriya' o «Estado de masas», que contempla que el poder sea ostentado por miles de «comités populares» y en él no se requería un rango superior al de coronel para presidir el país.

Fiel defensor en su juventud del panarabismo del ex líder egipcio Gamal Abdel Nasser e inspirado también en la figura del Che Guevara, Gadafi se vio obligado a renunciar a su gran sueño de crear los Estados Unidos del Sáhara, un intento de unión de Libia con países como Egipto, Siria y Túnez. Con su gran anhelo morían también sus primeros pasos de remodelación pacífica y nacía así su decisión de recurrir a la fuerza militar y al apoyo y financiación de cualquier actividad terrorista, bajo la única condición de que abrazaran los principios anticolonialistas o antimperialistas.

El rostro al mundo del Gadafi más reaccionario -sobre todo a raíz del atentado en 1988 contra un avión de Pan Am que cayó sobre la ciudad escocesa de Lockerbie y en el que murieron 270 personas, en su mayoría norteamericanos- condenó al ostracismo al régimen de Trípoli durante quince años. No fue hasta 2003 cuando el dictador optó por abandonar su papel de verdugo, consciente de la importancia de mantener abiertas las puertas de Occidente. Las disculpas ofrecidas por el ataque y el compromiso a indemnizar a las víctimas dieron paso a una nueva etapa en la que Barack Obama llegó a invitar al coronel en 2008 a la cumbre del G-8.

El nuevo Gadafi, antes comprometido luchador contra el imperio colonialista, cambiaba su imagen por otra en la que a golpe de suculentos acuerdos de petróleo giraba hacia otro lado las miradas mundiales de su férrea dictadura. Lejos quedaban los bombardeos de Estados Unidos sobre Trípoli y Bengasi en 1986 en los que perdió la vida con apenas cuatro años la hija adoptiva del coronel. En aquellos años convulsos el exjefe de la Casa Blanca, Ronald Reagan, llegó a calificar al líder árabe de «perro rabioso».

«La gente me ama», fue una de las últimas frases pronunciadas por el dictador en un delirante discurso televisado en el que se negaba a asumir el avance de los rebeldes y acusaba a la OTAN de invadir el país. Cuando su posición al frente de Libia se vio amenazada, el coronel mostró su decisión de resistir hasta el final con la firme promesa de «morir matando».



El protegido de Barack

Bajo el título “¿Barack Hussein Obama protege a Muammar Gaddafi?”, el blog La Polémica, de corte profundamente anti-islamista, publicaba en marzo de este año un informe detallado sobre las relaciones entre Obama y Kadafi.

Aquí el artículo:

La presión se instala en la Casa Blanca para detener la sangrienta represión de Muamar Gadafi en Libia, muchos comentaristas se han preguntado por qué Barack Obama ha sido cauto en sus críticas al dictador, después que el presidente estadounidense ha tan fervientemente apoyado la salida de la oficina del aliado de EE.UU., Hosni Mubarak en Egipto.

Pero Gadafi ha sido asociado con el reverendo Jeremiah Wright, asesor espiritual de Obama durante más de 23 años.

El dictador libio también apoya firmemente a la Nación la financiación y organización del * Islam y su líder, Louis Farrakhan. Obama tiene lazos con Farrakhan y su grupo de controversia. Hasta ahora, la Casa Blanca ha pedido poner fin a la violencia, pero al parecer han descartado cualquier acción unilateral en Libia. Aunque la información sobre Gadafi había ordenado las matanzas que han dejado a cientos de civiles muertos en los últimos días, Obama no ha pedido a Gaddafi que renuncie

La presión ha aumentado para que Obama adopte una línea más dura con el presidente de los comités de relaciones exteriores del Congreso y el Senado para solicitar que la Casa Blanca imponga sanciones económicas a Libia, que fueron levantadas en 2004.
Sin embargo, Obama tiene estrechas relaciones con varios activistas que tienen relaciones con Gaddafi.

Jeremiah Wright, ex pastor de Obama desde hace mucho tiempo de la iglesia en Chicago, fue con Farrakhan a visitar Gadafi en 1984.

Durante la campaña presidencial de 2008, el propio Wright señaló que el viaje podría traer problemas para Obama.

“Cuando los enemigos de Obama encuentran que en 1984 fue a Trípoli para visitar a [Gadafi] con Farrakhan, una gran parte de su apoyo judío se secará más rápido que una bola de nieve en el infierno.”

Farrakhan, un amigo y estrecho colaborador de Wright, fue financiado por Gaddafi, incluyendo un préstamo de $ 5 millones, sin intereses en 1985.

Más tarde ese año, Gadafi habló vía satélite en el Día del Convenio, celebrado por Farrakhan en Chicago, y los informes, dijo a sus seguidores que estaba dispuesto a dar armas a un negro ejército de EE.UU. para destruir “el blanco EE.UU. “.

En octubre de 1995, Gaddafi habría llamado a Farrakhan para felicitarlo por el éxito de la Marcha del Millón. Se dice que Farrakhan y Gadafi aseguraron que juntos se combinan sus “capacidades y esfuerzos en hacer esto.”

De acuerdo con información de 1996 de la agencia de noticias libia JANA, Gadafi y Farrakhan acordaron trabajar juntos para movilizar a “los negros, los árabes, los musulmanes y los indios oprimidos ” para ayudar a la reforma de la política exterior de EE.UU..

Gadafi dijo que antes de su alianza con la Nación del Islam, su “confrontación con los Estados Unidos era como una lucha contra una fortaleza desde el exterior.”

Dijo que su alianza con Farrakhan le da “una violación a entrar en esta fortaleza y enfrentarse a él.”

Farrakhan fue a Libia para varios otros eventos. En 1996 ganó el Gadafi de Derechos Humanos, que entró con una recompensa de 250.000 dólares.Farrakhan tomó el dinero, a pesar de sanciones de EE.UU. contra Libia.

Wright y Obama han participado en la Marcha del Millón de Washington, que fue encabezada por Farrakhan y otros líderes prominentes negros como Al Sharpton.

El reverendo Willie Barrow, miembro de la campaña oficial del equipo de Obama para el diálogo religioso y fuerte aliado político de un amigo cercano de Obama y un defensor acérrimo de Farrakhan Nación del Islam.

Farrakhan dijo en una entrevista en 2002 que se reunió con Barrow para planificar sus declaraciones de principios para la Nación del Islam.

El activista marxista Cornel West, que es asesor de Farrakhan, fue también asesor de la campaña de Obama en 2008 y es un estrecho colaborador de Obama y su amigo.

Durante el período en que Obama asistió a Trinity United Church, pastoreada por Wright y la controversia que sigue la ideología del Negro Teología de la Liberación, la Iglesia de Chicago fue abiertamente aliado con Farrakhan y la Nación del Islam.

Wright dio a Farrakhan su Premio Empoderamiento de 2007. Farrakhan ha dado varias conferencias en la iglesia como un invitado.

Wright ha participado en muchas iniciativas de Farrakhan y la llamó “una de las voces más importantes del siglo 20 y 21″ durante un discurso ante los medios de comunicación nacionales en abril, para lo cual se invitó a funcionarios de la Nación del Islam.

Obama apareció por lo menos tres veces en la portada de la revista trompeta [La trompeta], fundada por Wright. La revista, a la que Obama ofreció una larga entrevista exclusiva el año pasado, regularmente proviene de Farrakhan.

la cara de Obama apareció en la portada de una edición de 2006 de la trompeta, junto con la imagen de Farrakhan.

Durante la campaña presidencial de 2008, había una foto de 2004 de la esposa de Obama, Michelle, posando con Barrow y Farrakhan, asesor de Obama, durante un almuerzo para las mujeres en la Coalición Rainbow / Push, en el que Barrios tiene la posición de presidente emérito.

En la foto con Michelle Obama es Farrakhan Jadiya, la esposa de Louis Farrakhan.


Otro vínculo entre Obama y los partidarios de Farrakhan viene de David Axelrod, el principal estratega político de Obama.



Fuentes:

Agencia Efe

Diario El Correo

Blog La Polémica

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