
En ella, se hacía referencia a los problemas que atraviesan los habitantes de un barrio marginal del cordón de municipios que rodea a la capital del país. Y entre esos dramas, estaba el del aumento de la prostitución infantil.
El dato no es falso. De hecho, en una entrevista que tuve la oportunidad de hacer con el titular de Cáritas Quilmes (abarca los municipios de Quilmes, Florencio Varela, y Berazategui, en el sur del Gran Buenos Aires), Víctor Hirch, mencionó el alarmante aumento de la prostitución infantil.
Droga y prostitución
Según explicó Hirch, en una entrevista realizada ante los micrófonos de FM Gente Nueva, de Florencio Varela, y también para una nota que apreció luego en el periódico Mi Ciudad, de ese distrito, el afianzamiento de la pobreza estructural en los barrios más marginales, abarcando ya a varias generaciones de cada familia, se suma a la exclusión de servicios de salud, educación, y servicios públicos básicos.
Ese cóctel de miseria y postergación se ha visto atravesado cada vez más por la droga. Y en las zonas más pobres, la droga de más fácil acceso es la pasta base, o paco, que además tiene un bajo costo, y un efecto rápidamente degradante sobre quien la consume.
Según había planteado Hirch en ambas charlas, la droga no sólo tiene como consecuencia el aumento de los hechos delictivos entre quienes necesitan hacerse de dinero para comprar más droga.
También, en el caso de las adolescentes (aunque también se da con los varones, en menor medida), la prostitución es la otra cara del acceso al dinero fácil y rápido, para luego llegar a la droga.
Hay casos en que el comercio sexual es lisa y llanamente a cambio de la sustancia adictiva a consumir, sea paco o cualquier otra. Y otro casos en lo que persiste la forma “tradicional” del comercio, vendiendo el cuerpo por dinero.
En cualquiera de los dos casos, los datos aportados por el director de Cáritas Quilmes resultan estremecedores, porque las edades en las que las y los jóvenes se inician en la prostitución se ubica entre los 10 y los 12 o 13 años.
Lo hacen, según explicaba Hirch, pura y exclusivamente para conseguir, cada vez, lo necesario para acceder a más droga, y una vez consumida, se ven obligados a repetir el circuito para poder volver a consumir.
Esta situación, dejó en claro el presidente de Cáritas Quilmes, como tantas otras, es pasada por alto por las autoridades tanto municipales, como provinciales o nacionales.
Y está claro que tampoco cuenta con espacio en los medios de comunicación masivos, a menos que se vea impulsada, como en el caso de Clarín, por los propios vecinos de quienes atraviesa esa situación, y sirva, además, como elemento de confrontación.
El estilo Clarín
Si bien la nota ofrecía un estilo claramente confrontativo, y se ubicaba en la línea de los elementos con los que Clarín intenta desgastar al Gobierno argentino, en el marco por la pelea por la Ley de Servicios Audiovisuales y Comunicación, lo cierto es que el dato no por eso es menos real.
Irónicamente, el diario argentino recordaba que “la semana pasada, el Indec informó que según la Encuesta Permanente de Hogares (EPDH) hay 1,5 millón menos de pobres que un año atrás. Y que la baja de pobres se registró, sobre todo, en el Gran Buenos Aires. Según el organismo oficial, hoy sólo 4 por ciento de la población vive en la indigencia”.
Y los contrastaba señalando que “para SEL Consultores la pobreza se sitúa en 30 por ciento y según la Universidad católica Argentina, en 38 por ciento”.
En ese contexto ubicaba a un vecino que había escrito una carta a la presidente de la Nación, Cristina Kirchner, planteando las delicadas condiciones de vida en la villa La Cárcova, en José León Suárez, municipio de San Martín, en el Gran Buenos Aires.
Entre los varios aspectos negativos de la vida en la villa, la carta mencionaba el aumento de la prostitución infantil, en una frase de no más de cinco palabras, que el diario levantó por el impacto que implicaba.
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