
(*) La humanidad recuerda hoy 65 años de la derrota de los ejércitos nazis. Cuántas cosas han cambiado desde entonces y cuánta historia que contar de aquella locura que fue la Segunda Guerra Mundial, algo que las nuevas generaciones debieran estudiar a profundidad no sólo como un asunto de cultura general, sino como una serie y profunda toma de conciencia acerca de lo que significó la barbarie nazi y de lo que es capaz de provocar el sistema capitalista para retroalimentarse y sobrevivir.
Desatar guerras, bajo cualquier pretexto, ha sido la lógica de las potencias mundiales que saben que éstas son un verdadero negocio y una inversión de alto costo, pero de alto rédito a futuro. De eso puede dar fe hoy el principal gobierno gerrerista de la humanidad, Estados Unidos.
El 9 de mayo de 1945, el mundo veía caer el bastión nazi gracias a la ofensiva del heroico Ejército Rojo de la entonces Unión Soviética (URSS) que tras el asedio y la invasión nazi a sus territorios arrolló en los campos de batalla a los soldados alemanes. La batalla de Stalingrado marcó sin duda el descalabro total y definitivo de la Alemania nazi.
Aquel episodio dramático y cruel ha sido incluso escenificado en una variedad de versiones para mostrar lo que fue el horror de la guerra, pero además la capacidad de un ejército que estando asediado hasta el límite desata una ofensiva imparable.
Los nazis habían penetrado las líneas soviéticas al borde de tocar nada menos que las puertas de Moscú y terminaron rindiéndose el 31 de enero de 1943. Allí murieron más de 300 mil soldados alemanes y cerca de 400 mil rusos.
La humanidad tiene mucho que aprender de su historia, ojalá las potencias recogieran aquellas páginas para dejar de fabricar bombas y matar a pueblos enteros.
*La nota apareció como columna editorial del diario estatal Cambio, de Bolivia.
Desatar guerras, bajo cualquier pretexto, ha sido la lógica de las potencias mundiales que saben que éstas son un verdadero negocio y una inversión de alto costo, pero de alto rédito a futuro. De eso puede dar fe hoy el principal gobierno gerrerista de la humanidad, Estados Unidos.
El 9 de mayo de 1945, el mundo veía caer el bastión nazi gracias a la ofensiva del heroico Ejército Rojo de la entonces Unión Soviética (URSS) que tras el asedio y la invasión nazi a sus territorios arrolló en los campos de batalla a los soldados alemanes. La batalla de Stalingrado marcó sin duda el descalabro total y definitivo de la Alemania nazi.
Aquel episodio dramático y cruel ha sido incluso escenificado en una variedad de versiones para mostrar lo que fue el horror de la guerra, pero además la capacidad de un ejército que estando asediado hasta el límite desata una ofensiva imparable.
Los nazis habían penetrado las líneas soviéticas al borde de tocar nada menos que las puertas de Moscú y terminaron rindiéndose el 31 de enero de 1943. Allí murieron más de 300 mil soldados alemanes y cerca de 400 mil rusos.
La humanidad tiene mucho que aprender de su historia, ojalá las potencias recogieran aquellas páginas para dejar de fabricar bombas y matar a pueblos enteros.
*La nota apareció como columna editorial del diario estatal Cambio, de Bolivia.
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