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viernes, 28 de mayo de 2010

El desempleo, principal problema de colombianos de cara a las elecciones

Con 4,5 millones de desempleados, una pobreza que cubre al 51 por ciento de la población e importantes cifras de corrupción, los colombianos esperan que el candidato electo en las votaciones entre el 30 de mayo y el 20 de junio, dé soluciones a estos problemas.
Según la encuestadora Datexco, el desempleo es la mayor preocupación de los colombianos. El 20,9 por ciento de los entrevistados lo destacó como lo primero que debe resolver el próximo Mandatario; seguido de la pobreza (10,7 por ciento) y la salud (10,2 por ciento).
En una breve consulta realizada por El Telégrafo en Bogotá, los ciudadanos mostraron su optimismo ante el cambio de Mandatario, aunque resaltan que los principales retos de quien llegue a la Casa de Nariño, la sede presidencial, además de la falta de empleo y atacar de frente la pobreza, es también arreglar los problemas con los países vecinos y sobre todo, acabar con la corrupción.
La tasa de desempleo en Colombia roza hoy el 13 por ciento. De acuerdo con las últimas cifras dadas a conocer por el DANE –la entidad oficial de estadísticas-, de cada 5 personas que están en capacidad de trabajar, dos están desocupadas o subempleadas.
Precisamente en el último reporte dado a conocer por el Gobierno, se destaca que por lo menos 8 millones de personas están subempleadas. "Lo que el presidente Uribe nos deja en desempleo no tiene comparación. En este país no vale la pena estudiar una carrera ni ser profesional, porque nadie le garantiza un empleo", sostiene Giovanni Lizarazu, quien está a punto de graduarse pero mantiene la incertidumbre de cómo conseguir un empleo en su actividad.
Lizararu acota que en Bogotá y en otras ciudades es común ver a profesionales, médicos, abogados, que ante la falta de empleo se dedican a manejar un taxi, y eso -enfatiza- "no es justo".
Sin embargo, muchos ciudadanos creen que es precisamente la falta de educación lo que más debería atacar el nuevo mandatario. Así lo percibe la periodista Henyi Gutiérrez, quien afirma convencida que "una sociedad educada tiene una percepción diferente de las demás esferas que componen la sociedad y de este modo se generan cambios culturales que promueven el respeto a la diferencia y la disminución de la violencia, además una sociedad educada sabe lo que quiere".
Otro problema que los colombianos ven prioritario combatir es la corrupción. Según Fedesarrollo, una entidad de investigación social, por actos contra las finanzas, el país pierde cada año alrededor de 1.500 millones de dólares. "El nuevo Gobierno debería atacar la delincuencia y la corrupción, además de brindar más apoyo al área social, enfocada en las personas de la tercera edad, y niños de la calle", afirma Olga Lucía Villegas, una empleada de farmacia.
El analista de la Universidad de Los Andes, Alejandro Ramírez, coincide en que el primer problema que debe enfrentar el nuevo presidente es la corrupción, que "es la lacra de la sociedad, o el sida del estado colombiano como lo dice el zar anticorrupción. Es un problema de fondo que frena el bienestar de los ciudadanos y el progreso de Colombia". Ramírez dice que, según el zar anticorrupción, Óscar Ortiz, la corrupción, solamente en contratación pública tiene un costo para la nación de 3,9 billones de pesos al año (1.500 millones de dólares), que, de acuerdo con la Universidad Externado de Colombia, resulta de los sobornos que en promedio son del 12,9 por ciento del valor de los contratos.
Los colombianos se muestran escépticos con el combate a la violencia, que cada año deja más de 15.000 muertos entre los producidos por los grupos rebeldes y la delincuencia común, informa el Departamento de Policía.
Sin embargo, esperan que con el nuevo presidente se abran las negociaciones con los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se llegue a un acuerdo humanitario y por fin se restablezcan acuerdos de paz.
"Si por lo menos se lograra sentar a los guerrilleros a una mesa de negociación, surgiría para el país una nueva oportunidad para bajar la violencia. Si de paso se llega a la paz, eso sería lo mejor que nos puede pasar, porque eso mejoraría el desarrollo, habría más empleo", manifiesta el sociólogo de la Universidad Nacional, Andrés Betancurt.
Respecto a la pobreza que afecta a más de la mitad de los ciudadanos –de acuerdo con el análisis del Banco Mundial de marzo pasado-, esta condición se refleja en las calles y barriadas de las principales capitales, donde la gente sin oportunidades de ingreso, pide limosna para poder comprar un pedazo de pan o un vaso de leche.
"La única forma de que la gente sobreviva es pidiendo limosnas, ya que sienten la ausencia del Estado, y lo peor de todo es que no tienen oportunidades laborales ni de aumentar sus ingresos. Si el nuevo presidente da soluciones a este gran problema, sería recordado por esos 22 millones de compatriotas que se levantan todos los días y no saben cómo van a alimentar a sus hijos", indica el profesor de sociales, Argemiro González.
Otro inconveniente mayúsculo para los colombianos es el actual estado de la salud, y que obligó al Gobierno a decretar la quiebra de este sector por el faltante fiscal para el cubrimiento de todos los habitantes.
"El Gobierno le está dando prioridad a utilizar los recursos de la gente para la guerra y no para la salud. Además estamos desprotegidos, porque no tenemos acceso a tratamientos costosos; por lo menos el estrato uno (bajo) de la población está abandonado a su suerte", reclama Angie López, recepcionista.

Por Gustavo Veloza, corresponsal de El Telégrafo en Colombia
De El Telégrafo, Ecuador (www.eletelgrafo.com.ec)
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