En medio de enfrentamientos con la policía, tropas militares llegaron al hospital donde estuvo secuestrado más de diez horas el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y lograron rescatarlo.
El mandatario fue sacado con una fuerte custodia del centro de salud, y llevado al Palacio presidencial, donde cerca de la medianoche argentina (las 22 de Ecuador), habla ante una multitud que colma la plaza.
Correa lamentó los caídos durante los enfrentamientos. “No sabemos cuántos son los caídos”, dijo, y explicó que habían esperado a las tropas militares con ametralladoras.
El mandatario lamentó el derramamiento de “sangre ecuatoriana, sangre de hermanos”, dijo, y pidió un minuto de silencio por los caídos.
Correa agradeció al pueblo el apoyo, de la misma manera que a los militares que lo apoyaron y a su guardia personal que lo acompañó a lo largo de la jornada, así como también a las agrupaciones de la oposición que defendieron la democracia ecuatoriana, “con excepción de ese pequeño grupo de la derecha retrógrada”, dijo.
Agradeció a los mandatarios que dieron su apoyo, e hizo referencia a la reunión que se desarrolla en Argntina con los mandatarios de la UNASUR.
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