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viernes, 8 de julio de 2011

“América Latina rechaza imposición de definición de democracia”, dijo el vicecanciller ecuatoriano Kintto Lucas

América Latina rechaza la imposición de determinada definición de democracia y, más allá de diferencias políticas o ideológicas, está en un momento de aceptación de la diversidad de su significado, afirmó el vicecanciller ecuatoriano, Kintto Lucas.

En entrevista con Prensa Latina, el viceministro de Relaciones Exteriores e Integración Política precisó que antes democracia era la que nos decía Estados Unidos, cuando les venía bien a ellos para tratar de justificar las dictaduras militares con subterfugios.

Antes era una imposición, desde los términos hasta los símbolos, pero eso está quedando a un lado y hoy es una ruptura total con lo que ocurrió a fines del siglo XX, señaló Lucas.

Ahora, apuntó, vemos que las democracias deben tener en cuenta la idiosincrasia de cada pueblo y cómo cada pueblo construye su método de participación.

Lamentablemente, comentó, no ha habido ningún interés en la administración del presidente estadounidense Barack Obama en cambiar las relaciones con América Latina.

Simbólicamente fue una ruptura que un afroamericano resultara presidente de Estados Unidos, dijo, la necesidad nos llevó a creer que iba a haber otro tipo de relación de su gobierno con los países latinoamericanos y del Sur, pero lamentablemente no ha sido así.

Desconocemos por qué, pero se ha demostrado que el gobierno de Obama no ha mostrado preocupación por entender primero, y acercarse después, a América Latina. No lo ha intentado, subrayó.

Al referirse al proceso integrador que está ocurriendo en América Latina y El Caribe, Lucas admitió que está produciéndose más rápido de lo imaginado, pero todavía hay retos que tenemos que solucionar.

Como ejemplo de esos retos puso la firma de Tratados de Libre Comercio (TLC), los cuales sí van de alguna forma contra los procesos integradores.

Más allá del respeto a los gobiernos que firman los mismos, expresó, la realidad es esa, pues los TLC ponen condiciones externas a países que podrían trabajar de conjunto en el modelo integrador de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Obviamente, recalcó, Estados Unidos y Europa, con la actual crisis económica, nos ven a nosotros sólo como un mercado y un lugar donde seguir extrayendo recursos naturales. Ese es su interés, y para nada les servirá que exista un modelo distinto de integración.

Un modelo, explicó Lucas, donde podamos trabajar mejor de conjunto la comercialización de nuestros recursos naturales, complementarnos y comerciar entre nosotros con otro tipo de medidas justas.

Venezuela nos muestra cómo pueden existir posibilidades de complementar e inclusive fortalecer el comercio desde una mirada mucho más equitativa, comentó.

Eso ocurre con Venezuela porque hay determinadas afinidades, pero tiene que ocurrir también con otros países, acotó, donde sí hay otras formas de relación no sólo mercantil sino de cooperación, como el intercambio de petróleo crudo por derivados.

Ecuador lo está haciendo con Venezuela y Uruguay, son otras formas que comienzan dentro de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y pueden ser, por ejemplo, de intercambio de arroz de un país por medicamentos de otro, reseñó.

Nunca se hubiera pensado, admitió Lucas, porque siempre estaba sobre todo el lucro de exportadores e importadores. En cambio ahora, con gobiernos progresistas y mayor influencia del Estado en planificación y comercialización, se pueden comenzar a hacer.

Eso es lo que ocurre con Venezuela, cuya relación se ha multiplicado tanto a nivel político como comercial, y de alguna forma también empieza a ocurrir con Cuba dentro del ALBA y creo comenzará con otros países, expresó el vicecanciller ecuatoriano.

El Sucre (moneda virtual de intercambio comercial sin desembolso de divisas) es una herramienta importantísima dentro de una nueva estructura financiera, subrayó, aunque dijo que falta "aceitarla", porque todas las nuevas herramientas son difíciles de entender.

Estamos abriendo el espectro, afirmó. Antes dependíamos para créditos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, les pedíamos dinero y ellos ponían condiciones, como le están haciendo ahora a Grecia en lugar de declararle una moratoria.

En cambio, expresó, otra cosa es pedir créditos a China, que no pone ninguna condición ni crea dependencia, como sucedía antes con instituciones que marcaban la política y así llevaron al mundo a la crisis en que estamos.

Eso es lo que tampoco pueden aceptar determinados países que siempre marcaron el ritmo de las economías latinoamericanas, y ahora comienzan a ver otros tipos de flujos con países como China, Rusia, India, los países árabes, y otras perspectivas.

Con Perú, precisó, hemos tenido una excelente relación y se solucionó definitivamente el tema de límites marítimos, lo cual da confianza en países que son hermanos, culturalmente iguales, y en determinado momento estuvieron en conflicto.

Se ha mejorado la integración fronteriza y la relación comercial como nunca en la historia, dijo Lucas, y creemos que con el presidente Ollanta Humala se va a profundizar al igual que otros proyectos, pues tiene una visión muy parecida a la de Ecuador en integración.

Respecto a la relación con Colombia, afirmó ha mejorado muchísimo y con el presidente Juan Manuel Santos es excelente, porque de alguna forma ha tenido una voluntad política que no tuvo nunca Álvaro Uribe, quien apostaba a otra cosa y nunca quiso conversar.

El presidente Santos y su cancillería tienen otra postura, agregó. Estamos fortaleciendo la Comisión Binacional de Fronteras, que integra gobernaciones, prefecturas e instituciones, y es importante para el desarrollo de esas zonas.

Siempre he tenido el sueño de la integración latinoamericana, pero como la veían nuestros libertadores, como la veían Bolívar y Artigas, mucho más allá de lo que es el comercio, reveló el vicecanciller ecuatoriano.

El sueño mayor, puntualizó, es la integración de toda América Latina, como avanza ahora con la CELAC, el ALBA, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y que los pueblos se involucren más, pues sin ellos no puede haber integración ni Revolución.

Otro mundo es posible y ya lo estamos construyendo, enfatizó, con dificultades, errores, contradicciones, y aún falta mucho, sobre todo mejorar la distribución de las riquezas y proyectos productivos que involucren a los sectores rurales más pobres.



De agencia Prensa Latina (www.prensa-latina.cu)

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