Dos meses y una semana de inseguridad

Existen varias frases populares que definen la situación que se viene perfilando, como “Chocolate por la noticia”, u “Otra vez sopa”.

Y es que, singularmente, tras el resultado de las elecciones primarias del último domingo, comenzó a correr un reguero de inseguridad, especialmente en el Gran Buenos Aires, donde se concentra la mayor población, ergo, la mayor cantidad de electores del país, junto a las grandes urbes de Córdoba, Santa Fe, y Rosario.

Fueron casi en simultáneo. Por un lado, el hijo de un empresario, propietario de un frigorífico de San Francisco Solano, asesinado misteriosamente en Quilmes, por dos delincuentes que lo ultimaron de dos balazos, pero no le robaron ni el dinero que llevaba, ni su reloj importado, ni varios otros objetos de valor.

Ese mismo día, lunes 15, mataron en Temperley a un joven de 27 años, que esperaba el colectivo para ir a su trabajo.

Hoy el titular es “Encuentran muerto de un balazo y calcinado a un fletero en El Palomar”, en una noticia que refiere a un hombre de 44 años, cuyo cadáver fue encontrado dentro de su propia camioneta, después de haber sido capturado por delincuentes que amenazaron a su esposa y tres hijos.

Que existen hechos de inseguridad en el país, y en particular en el Gran Buenos Aires, es indudable. Lo que es singular es la magnitud que éstos hechos adquieren en ciertos momentos claves de la realidad política argentina.

Y esto se da no sólo porque repentinamente, y como si pudiera pensarse en una coordinación delictiva, los episodios se multiplican de un día para el otro. También se da porque para los medios de comunicación, éste tipo de noticias adquieren de pronto una relevancia mucho mayor, como si pudiera pensarse que eso es posible en consonancia con el mismo período de alza en los índices delictivos.

Los dos factores se combinan y se retroalimentan.

Y este período de dos meses y una semana que se abrió entre el último domingo 14 de agosto, día de elecciones primarias, y el próximo 23 de octubre, fecha de las elecciones generales, comienza a perfilarse como uno de esos momentos de explosión de la inseguridad.