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viernes, 5 de agosto de 2011

Reparación histórica: Bolivia ascendió a Juana Azurduy al grado de mariscal


La Asamblea Legislativa Plurinacional resolvió el ascenso póstumo al grado de Mariscal del Estado Plurinacional de Bolivia de la Generala Juana Azurduy de Padilla por su aporte al proceso de liberación de Bolivia y América.

La entrega del reconocimiento estará a cargo del presidente de Bolivia, Evo Morales, en la Sesión de Honor que se realizará el 6 de agosto en la Casa de la Libertad, Sucre.

El reconocimiento es un “testimonio de gratitud por su heroica actuación como guerrillera contra el imperio colonial español”, indica la resolución del Legislativo.

El ascenso es también por su valor demostrado en las batallas ganadas en el proceso de la independencia de Bolivia y de América.

La heroína luchó junto con su esposo, Manuel Ascencio Padilla, en las guerras de emancipación del Alto Perú, y sus restos se encuentran en la histórica Casa de la Libertad donde fue declarada en 1825 la independencia de Bolivia.

En marzo de 2010, en la ciudad de Sucre, la presidenta argentina, Cristina Fernández viuda de Kirchner, en un acto póstumo ascendió a la guerrillera al grado de Generala por mandato de su Gobierno.

Fernández entregó al presidente Evo Morales el sable de General del Ejército de ese país, el cual fue depositado junto con los restos mortales de Padilla, en el museo de los héroes del recinto de la Libertad.

En Argentina, Juana Azurduy se encuentra en el mismo plano de las personalidades argentinas históricas de la revolución independentista.

Con su nombre se han bautizado plazas, calles, escuelas y provincias en Bolivia, Argentina y otros países.



Juana nació en Toroca

Juana Azurduy de Padilla nació el 12 de julio de 1780 en el cantón de Toroca que pertenecía al Virreynato del Río de La Plata desde 1776.

Es en Toroca donde Juana aprendió, junto con su padre, a montar a caballo y a amar la vida libre del campo. A los siete años queda huérfana de padre y madre, y a los 17 años es internada en el Monasterio de Santa Teresa, donde no llega a completar ni un año y vuelve a casa.

En el cantón Toroca, Juana vuelve a entrar en contacto con los indígenas. Recupera el quechua de la infancia y aprende el aymara. Trabaja en el campo, en las tareas de la casa, y de vez en cuando visita a Eufemia Gallardo, la madre del que será su esposo, Manuel Padilla. Allí escuchará los relatos de Padilla, los cuales ejercerán una enorme influencia sobre su formación.

Las ideas de la Revolución Francesa —que traían consigo los principios republicanos, la lucha por la igualdad y la libertad— eran afines a los esposos Padilla. Ambos formaron parte de la rebelión criolla en contra de los españoles que en 1809 logró la destitución del presidente de la Audiencia de Charcas.

La imagen de Azurduy, madre y guerrillera, decora el Salón de las Mujeres, de la presidencial Casa Rosada, sede del Gobierno argentino.

Cuando el presidente venezolano Hugo Chávez visitó la Casa Rosada, este año en Buenos Aires, saludó militarmente a la imagen de la guerrillera, y su colega argentina, Cristina Fernández, le dijo: “Hacés muy bien en hacerle la venia. Perdió cuatro de cinco hijos en la guerra por la Independencia”.

Para el presidente Evo Morales, la “valentía” de Juana Azurduy de Padilla y los héroes de la independencia nacidos en tierras bolivianas “logró derrotar al yugo español y expandió la llama libertaria por toda América Latina”. “Pero siempre hay que recordar a quienes la historia hizo o dejó a un lado”, comentó el mandatario en la celebración del Bicentenario de los Pueblos que se realizó en 2009 en la población de Ravelo.



La guerrillera de la libertad

Juana. Colaboró con su marido para organizar el escuadrón conocido como Los Leales, el cual debía unirse a las tropas enviadas desde Buenos Aires para liberar el Alto Perú.

Coraje. Durante el primer año de lucha, Juana se vio obligada a abandonar a sus hijos y entró en combate en numerosas ocasiones. Lucha. Luego de la muerte de Manuel, su esposo, en la batalla de El Villar, se fue a regiones del actual territorio argentino, donde combatió hasta 1825 al mando de Martín Güemes. Juana murió en 1862, a los 82 años.

Méritos. Fue ascendida por el General Manuel Belgrano al grado de Teniente Coronel del Ejercito Argentino. Luego de haber ganado 33 batallas.



Historia de dos amantes guerreros

Existen dos grandes ausentes en la historia de la independencia, los pueblos y las mujeres. Pero en comunidades de Potosí y Chuquisaca sus habitantes honran a sus héroes y los recuerdan con fervor y patriotismo.

La parroquia de San Miguel de Ravelo fue construida dos décadas atrás, sobre las ruinas del templo donde los españoles católicos la erigieron a principios del siglo XVIII.

Los azares del destino hicieron, sin embargo, que en el templo actual no quedara ni un solo rastro original del esplendor colonial.

Sus óleos, el Cristo crucificado y hasta el campanario tienen apenas un lustro de antigüedad.

Sólo un ornamento católico, que los 20.500 habitantes del municipio potosino admiran, ha quedado en pie en San Miguel: la pila bautismal.

Tallada en piedra por los indios chayanta, el héroe de la independencia Manuel Ascencio Padilla recibió allí a su nacimiento el primero de los sacramentos de la iglesia.

Al pie de la pila bautismal, el 8 de marzo de 1805, Padilla contrajo matrimonio con doña Juana Azurduy.

Manuel, que ya participaba en grupos revolucionarios, tenía 31 años y Juana 25 años cuando se casaron.

“Ambos héroes eran vecinos, se conocieron, se enamoraron y se juraron, como los principios bíblicos lo mandan, amarse hasta la muerte”, opina el párroco de San Miguel, Carlos Gonzales.

Gonzales, que estudió la vida de ambos héroes de la independencia, cree que para Manuel y Juana, “Dios y el matrimonio eran dos elementos sagrados en sus vidas”.

En el templo de San Miguel de Ravelo, ubicado en la provincia Chayanta del departamento de Potosí, según su alcalde, Édgar Peñarrieta, comenzó a escribirse la historia nómada de los amantes guerreros.

“Pero también fue la cuna de Juan Hualparrimachi, Tomás Katari, el propio Agustín Ravelo y otros héroes anónimos que la historia ha olvidado”, dijo el burgomaestre.

Esos hechos, dice el Alcalde de Ravelo, no han pasado desapercibidos para las nuevas generaciones de líderes latinoamericanos.



De Cambio, Bolivia (www.cambio.bo). Foto de AIM Digital (www.aimdigital.com.ar)

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