Friedrich Nietzsche escribió
que lo que no mata, fortalece. Y las vinchucas, vectores de la enfermedad de
Chagas, parecen haberlo tomado al pie de la letra: un estudio cordobés
demuestra que estos insectos presentan mayor variabilidad genética cuando viven
en localidades que fueron previamente fumigadas con insecticidas.
“El hallazgo nos llamó la
atención”, reconoció a la
Agencia CyTA la doctora Beatriz A. García, docente de la Cátedra de Bioquímica y
Biología Molecular de la
Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional
de Córdoba. “Uno hubiera esperado que la reducción del tamaño poblacional
producida durante los intentos de exterminación conduciría a la pérdida de
variación genética”, agregó la investigadora del CONICET.
Sin embargo, el estudio
sugiere un mecanismo alternativo: las reducciones poblacionales severas
producidas por los insecticidas conducirían a preservar al azar diferentes
variantes génicas en cada subpoblación. “Es probable que estos eventos seguidos
de un incremento de la población (de vinchucas) conduzcan a preservar la
diversidad genética”, destacó la doctora García. En otras palabras: son los
sobrevivientes del ataque químico, y no insectos provenientes de otras áreas,
los que explican la recuperación en la cantidad de vinchucas en lugares
tratados con plaguicidas.
El equipo liderado por la doctora
García examinó marcadores genéticos de 872 ejemplares de vinchucas (o Triatoma
infestans, según su denominación científica) en 27 localidades de la Argentina. Parte
del trabajo fue publicado en la revista Molecular Ecology.
Los expertos sostienen que los
análisis genéticos pueden ser de suma importancia para orientar las medidas de
control del vector. Así, pueden aportar información sobre el origen de los
insectos que reinfestan nuevamente las áreas tratadas y sobre sus mecanismos de
dispersión. “Por otra parte, debido a que el intercambio genético entre
poblaciones está relacionado a migración, las estimaciones de flujo génico
permitirían inferir la posibilidad de expansión de las poblaciones vectoras”,
destacó la investigadora. Y agregó: “Lo que sugieren nuestros resultados
es la necesidad de revisar la forma en que se están llevando a cabo esos
tratamientos y cuales serían las medidas más eficaces a implementar”.
De Agencia CyTA-Instituto Leloir
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