Los presidentes de dos países como Israel y Bolivia, que a primera vista podría parecer que tienen en común, coincidieron en la Cumbre de la ONU para analizar los "Objetivos del Milenio". Pero también coincidieron en la mirada, al señalar que la desigualdad y el hambre en el mundo actual no sólo son intolerantes, sino también un obstáculo concreto para alcanzar la paz.
"En un mundo hambriento, nunca habrá paz", dijo el presidente israelí, Shimon Peres, al tiempo que llamó a lograr "un nuevo siglo sin violencia ni hambre" a los jefes de Estado y de gobierno reunidos en la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que arrancó este lunes en Nueva York.
"En un mundo hambriento nunca habrá paz", aseguró Peres. "Y un mundo aterrorizado nunca será gobernable", añadió.
Aportó la receta de su país contra el hambre: "Hace cinco décadas un agricultor irsaelí proporcionaba alimentos a 15 mil personas. Hoy abastece a 120 mil".
Peres se mostró, además, optimista respecto a que la solución de dos estados en Cercano Oriente pueda lograrse de forma pacífica. "Creo que lo conseguiremos", dijo.
Por su parte, su par de Bolivia, Evo Morales, subrayó que la desigual e injusta distribución de la riqueza impedirán el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
"Si las condiciones actuales no cambian será imposible vencer a la pobreza en el mundo", insistió el mandatario al hablar en la sesión inaugural de la cumbre sobre los ODM, a la cual asisten 140 jefes de Estado y Gobierno.
Morales instó a cambiar la práctica de ver a la pobreza solo desde el punto de vista de sus efectos y llamó a enfocar el problema sobre las causas que la provocan.

Consideró que la injusta distribución de la riqueza crea la pobreza y que en las condiciones del actual orden económico mundial no se podrá terminar con ese lastre.
"Tenemos la obligación de alcanzar los Objetivos del Milenio, pero para eso requerimos del financiamiento del norte desarrollado", agregó.
El presidente boliviano presentó cuatro ideas para reducir la pobreza y que van desde la nacionalización y recuperación de los recursos naturales hasta el establecimiento de reglas para que los beneficios de la inversión extranjera sean para el Estado.
También propuso declarar todos los servicios básicos como derechos humanos y constituir un Banco del Sur, "no solo de Sudamérica, sino de África, Asia y América Latina, incluida China".
Dijo que en el caso de Bolivia, "estamos mejor que antes" al quedar libres del Fondo Monetario Internacional. "No queremos políticas de ajuste que nos someten social y económicamente", añadió.
Recordó que su país redujo la pobreza del 41 al 32 por ciento y la mortalidad infantil en 40 puntos "porque recuperamos el control sobre los recursos y las empresas".
También destacó que "erradicamos el analfabetismo después de 184 años de vida como Nación gracias a la cooperación Sur-Sur y la ayuda incondicional de Cuba con su experiencia".
Morales reiteró el reclamo de que el mundo desarrollado cumpla su compromiso de dedicar un 0,7 por ciento a la ayuda oficial, pero apuntó que "no se trata de una dádiva, sino que es parte de la deuda (que esas naciones tienen) con el Sur".
Tenemos que aprovechar los esfuerzos, valores y unidad del Sur para enfrentar nuestras necesidades y no esperar más por el Norte, dijo y proclamó que los gobernantes no son funcionarios públicos, sino "servidores públicos para servir al pueblo y no servirse del pueblo".
Fuentes nota de Víctor Carriba en agencia Prensa Latina (www.prensa-latina.cu), diario La Jornada, México (www.jornada.unam.mx), y agencia DPA (www.dpa.de).

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