El presidente de Ecuador, Rafael Correa, visitó ayer de manera sorpresiva el hospital Abel Gilbert Pontón, ubicado en el Suburbio de Guayaquil. Esta casa de salud ha sido intervenida gracias a la emergencia sanitaria decretada por el Gobierno.
El Primer Mandatario tenía previsto acudir a la inauguración de una subestación eléctrica en el puerto principal, pero antes se dirigió al nosocomio, donde estuvo más tiempo de lo previsto y tuvo que cancelar su participación al evento.
Una de ellas fue Iliana Cruz, de 23 años, quien manifestó que la atención debería ser más rápida, pues ha acudido al centro hospitalario en dos ocasiones para que atiendan a su esposo, Henry Parra, quien tiene dolor de apéndice.
Con ella coincidió Antonio Daquilema, quien además de pedir una reestructuración solicitó que se programen las operaciones más rápido, pues en muchos casos deben esperar varias semanas para se dé la cirugía. “Llevo ya dos días y aún espero que me realicen un eco para que pongan fecha a mi operación”, reclamó el padre de familia.
Los ciudadanos pidieron también el cambio de médicos y que se incrementen profesionales, pues, aseguraron, la demanda sobrepasa la capacidad del hospital.
Este tipo de historias ocasionó que Correa reclamara a las autoridades del hospital. Personalmente se encargó de que todas las personas que se hallaban en ese momento en el área de emergencia sean atendidas.
Cuando las personas se quejaron de que había escasez de medicinas, el Jefe de Estado acudió a las bodegas y allí constató la existencia de los medicamentos. Ante la evidencia, el Presidente comentó que los problemas no se debían a la falta de presupuesto, sino de “ganas”.
Para acelerar la atención de los usuarios dispuso que una gran parte se envíe a las clínicas privadas de la ciudad.
Fuente El Telégrafo, Ecuador (www.eltelegrafo.com.ec)
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