El Estado lleva adelante una
serie de campañas de prevención que apuntan al desarme de la ciudadanía. Muchas
de ellas consisten en la entrega voluntaria de armas, que luego son destruidas.
En sintonía con la política de
evitar que quienes no estén en condiciones de tenerla lleven un arma a su casa,
el Registro Nacional de Armas (RENAR) endureció los niveles de control y
exigencia para quienes adquieren en forma legal a través de armerías.
Sin embargo, una campaña gráfica
que se coló en los medios y es impulsada por ese organismo junto a Unicef,
muestra una de las caras más dramáticas del problema de la tenencia de armas en
los domicilios de particulares: los riesgos que estas entrañan para los niños.
Son muchos y muy conocidos los
episodios en que menores perdieron la vida al utilizar un revólver o una pistola
considerando que se trataba de un elemento de juego virtualmente inofensivo.
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